viernes, 30 de octubre de 2009

Sinfonía coral dodecafónica


Intento dormir , mientras escucho el diálogo que la adolescente sentada detrás de mío en el bus Santiago Valparaíso sostiene con alguien, ignoto, celular en mano, en un fraseo sincopado
Ya puh
Porfa
Qué te cuesta
Déjame las llaves
¿Qué voy a hacer yo dos horas esperándote?/
Ando con caleta de cosas/un archivador gigante
Ya puh/porfa/ qué te cuesta.


Casi en papalelo, el hombre sentado en el asiento de adelante contesta un llamado. Es su hermana Gabriela, que no puede abrir el notebook donde está su tesis y pide ayuda, porque está en cama con fiebre. Me entero que es su hermana, porque él lo relata a continuación a su madre la que llama,casi enseguida después de cortarle a Gabriela, para decirle que la chica le ha arruinado el fin de vacaciones, que ya no la soporta, que es su carrera no la suya:
“Que se tome una dipirona y un tapsin y que se levante y vaya a un servicio técnico. Es su tesis no la mía y yo plata para la universidad no le doy más. Para ir a la televisión a programas como “Morandé con compañía” no tiene fiebre y se levanta altiro. Pendeja. Y más encima no me ayuda en nada, ni siquiera es capaz de pagarme las cuentas….”
Atrás sigue implorando la chica joven: Ya puh /por fa / qué te cuesta/ es que esta vez es distinto/ pásame las llaves

Miro el paisaje por la ventanilla. Hay sol, pero también nubes. Las montañas se ven semi iluminadas y los tonos verdes se difuminan entre ocres y grises ¡ Son tan lindos los valles de Curacaví y tan poética la cordillera de la costa, vista desde la altura del bus.
Siguen sonando los teléfonos a mi alrededor – ¡¡ son recién las nueve de la mañana!!- , y los diálogos se entrecruzan. “Por supuesto que te van a ir a buscar al aeropuerto, no te preocupes. ¿No ha llegado la señora María Angélica? Ella se va hacer cargo de todo. Sí, habrá alguien con un letrero con tu nombre, supongo. ¿ya retiraste la maleta?” oigo la voz pausada de una mujer joven ,que ocupa su asiento y el del lado con una gran bolso de cuero negro. Ha transformado el espacio en una especie de oficina móvil y mientras revisa carpetas vuelve a su BB (blackberry).

- Agencia? Sí, ¿habrá alguien esperando en el aeropuerto? Ah ¿y tendrá alguna identificación? Claro sí, el nombre. No, está recogiendo las maletas todavía. Sí, ¿la señora María Angélica… está ahí? Ah, qué bueno ….
La masificación de los celulares ha transformado los viajes. Antes uno leía, dormía o miraba el paisaje; de vez en cuando un compañero/a parlanchín te daba la lata. Hoy los viajes son promiscuos y quieras o no te enteras de cosas insólitas. Te queda solo el recurso del audífono, para aislarte o un gran poder de concentración. La oficina se traslada al bus y la familia se sube entera gracias al portable.
La cantidad de teléfonos celulares en Chile llegó a 15,88 millones a finales de 2008, según datos que entregaron a comienzos de 2009 las principales empresas del sector. El número de habitantes del país es de unos 16,2 millones. Saquen la cuenta: casi uno por persona

En comparación con 2007 ha habido un aumento del 8,8 por ciento; bastante más que el crecimiento de la economía nacional.
Otra información dice que la tasa de penetración en el mercado de la telefonía móvil aumentó en más de un 60 por ciento en diez años. Y es casi el doble que en países como Argentina,, Brasil y México y muy parecida a la de Japón y Corea.

Nada de raro entonces que en un simple viaje Santiago Valparaíso (o viceversa) puedas escuchar tantas conversaciones a la vez. Fantaseo con la idea de escribir una obra de teatro, un guión para una película. En fin.
En un viaje en tren entre Stuggart y París en el compartimento vecino al mío, viajaba un señor que daba órdenes a una mujer más joven que debía ser su secretaria. Trabajaron todo el trayecto; él leía documentos y de vez en cuando pedía que le hicieran llamadas; cotizaban precios, pedían presupuestos hablando indistintamente en francés y en alemán. Eso fue hace menos de diez años y me pareció asombroso. Hoy la escena se repite en cualquier café de Santiago (con o sin secretaria). Pero aún el tren conserva algo de privacidad (pero ya casi no tenemos viajes largos de tren. La última vez que tomé trenal sur, hace dos años, fue una verdadera aventura).

Paul Virilio, el urbanista y arquitecto francés que ha escrito sobre la velocidad y el vértigo que traen aparejadas las nuevas tecnologías viene advirtiendo sobre esta “catástrofe” desde hace años (http://aleph-arts.org/pens/speed.html). Y cada vez agrega nuevas asociaciones. En enero de 2009 montó una instalación en París en la Fundación Cartier, donde hablaba de migraciones y nomadismo. «El sedentarismo y el nomadismo han cambiado de naturaleza. (…) El sedentario es aquel que se encuentra en casa en cualquier sitio, con el móvil (el celular para nosotros), el ordenador, en el ascensor, en el avión o en el tren de alta velocidad. Éste es el sedentario. En cambio, el nómada es aquel que no se encuentra en casa en ningún sitio.» decía desde de las pantallas que formaban parte de su instalación.
Por cierto no es el único que se refiere al tema. El investigador Dan Schiller explica lo que otros llaman adicción a la comunicación constante diciendo que el celular es "un intento de recobrar el control sobre desarrollos no controlables de la sociedad".
Pero hay algo más, una suerte de omnipotencia: la chica del bus controla su pololo, amigo o quienquierasea, para adelantarse al hecho de quedarse en la calle. La mujer joven quiere tener dominio sobre lo que pasa a kilómetros suyo, en un aeropuerto. El hombre enojado quiere manejar a su hermana Y así se va componiendo una suerte de polifonía coral dodecafónica que lo llena todo. El bus, el café preferido del barrio, la micro, el taxi colectivo.
Para bien o para mal no va quedando lugar donde no se escuche un ring tone. Pero quizá haya un conjuro
¡Ya puh!
Porfa…
¿Qué te cuesta?
¡Apaga tu celular!

sábado, 3 de octubre de 2009

Mil tambores


Valparaíso tiene vocación de tamborileo. Quizá por los impresionantes desfiles del 21 de mayo (hay que estar en uno de los cerros en las semanas previas, durante los ensayos de domingo, para entenderlo) . O por el constante azotar de las olas en las rocas de la costanera. O por ese aire de provincia que no lo abandona.

Como sea, desde hace una década se han ido configurando verdaderas cofradías que hasta hace poco tenían su centro de entrenamiento en los patios de la ex Cárcel y que se sumadas a otras expresiones dan origen a un carnaval que se despliega en octubre por las calles de Valparaíso . Pamparaparapam , todos a una y todas también , que no es cosa solo de hombres.
Así se ha ido dando la fiesta, el desfile otro, sin marchas militares ni aires marciales. Agregando colorido y bailes. Alegría pura que anticipa la otra gran celebración callejera, la del Año Nuevo.
El viernes partió el carnaval Mil Tambores que se extenderá hasta el domingo. A las cinco de la tarde comenzaron a bajar del cerro Playa Ancha (lugar donde se encuentra el Centro Cultural que lo organiza) y se fueron desplegando por la estrecha calle Esmeralda. Hasta leones de papel al estilo de los de la opera china había. Y chicos pintados al modo pascuense; chicas vestidas como “chinas” de carnaval altiplánico; malabaristas; danzarinas intentando dar con el paso de la samba o meneando la cadera al son de una cumbia. Músicos y músicas compenetrados con sus bronces. Y transeúntes contagiados con tanta algarabía: “´Viste a las viejitas que no se aguantaron y se metieron al desfile para bailar un pie de cueca?” , le escuché decir a un par de adolescentes pintadas.

Un perro amarrado a un tarro de basura frente al Café del Poeta no lo estaba pasando muy bien. Pero sí los niños encaramados en los hombres de sus padres, temerarios, trepados en gradería en la Plaza Anibal Pinto.

Hay olor a marihuana y cerveza- era que no! Challa, globos, banderas. Y ritmos, muchos, diferentes. Porque también Valparaíso tiene vocación de diversidad y de jolgorio. Qué duda cabe!

Más sobre Mil Tambores

Carnaval de los Mil Tambores comienza en 1999 como reivindicación de un grupo de jóvenes y artistas locales que querían recuperar los espacios públicos para el arte y la cultura y revivir el tradicional carnaval de la primavera de Valparaíso. Se han ido sumando delegaciones de otras ciudades y países , coordinadas por el Centro Cultural Playa Ancha.
Aunque comenzó siendo una actividad autogestionada , han recibido apoyo de fondos públicos y este año ganaron una apreciable suma de dinero de la línea Bicentenario del Fondo Nacional para el Desarrollo de la cultura y las artes ( Fondart).

viernes, 2 de octubre de 2009

Extensión de la Muestra de dramaturgia europea
Idilio, el romance del grupo la puerta con el teatro.

Durante agosto Luis Ureta, director de la Compañía La Puerta , tuvo un doble desafío: montar un texto inspirado en un clásico de una obra chilena, La plaga (basada en una obra de Sieveking) y uno de dramaturgia contemporánea europea, El idilio final, del suizo Jans Nielsen.
Fue una exigencia mayor y en un momento pensó que hacer ambas cosas era casi un irresponsabilidad, según dijo en la conversación que sostuvo con Javier Ibacache en el diálogo a posteriori de la presentación del semimontaje del texto europeo, en Valparaíso (30 de septiembre) Pero, añadió sobre la marcha, a la gente de teatro le hace falta la adrenalina y como él ha participado otras veces en el Festival de Dramaturgia Europea ya conoce la dinámica (le faltó contar que también esta ha sido la dinámica de la Muestra de Dramaturgia Nacional, donde él fue director artístico durante dos años y donde también ha dirigido obras tras breves semanas de preparación).
Como sólo ví Idilio, no puedo opinar sobre el resultado total y nunca sabré si Ureta logró cabalmente su cometido. Con la obra suiza le ha ido bien tomando en cuenta las particularidades del sistema de la puesta en escena (actores y director tuvieron solamente tres semanas para poner en escena el texto): un crítico conocido destacó su trabajo como uno de los mejores del festival (“delirante y mordaz farsa paródica” dijo de la obra) y parece que lo mismo opinó el público porteño mayoritariamente joven, que se mantuvo cautivo en las cómodas butacas del Aula Magna de la Universidad Federico Santa María.
Sobre la hilaridad del texto no me quedaron dudas: detrás de mí un señor no paró de reírse. También hubo desconcierto frente a la constante descontrucción del tiempo apelando incluso a recursos de la televisión como los apuntadores electrónicos que suelen usarse en la televisión .En el mismo montaje el director alude al hecho, cuando uno de los personajes dice que se echa de menos una puesta en escena al estilo clásico, pero bueno, montar un clásico como se debe requiere tiempo, recursos y excelencia.
De todas formas el semi montaje de Idilio Final es acertado y llega al público. La gran pregunta que se platea el autor- ¿qué ocurre con una familia cuando desparece el padre? Tiene en cierto modo una respuesta universal. Y esta familia disfuncional que pretende ser un modelo ideal también tiene sus ecos
Una particularidad del montaje es la constante alusión a animales que casi forman parte casi de la familia. Me hizo recordar una novela del japonés Haruki Murakami (Crónica del pájaro que da cuerda al mundo) y sus menciones del animismo, propio del sintoísmo; su descripción sobre la soledad de los personajes, la extensión de la búsqueda de un significado más allá de lo evidente. Incluso la inmersión del padre enla pecera podría asimilarse a aquella del personaje que se mete en el pozo para saber de sí Quizá por eso no me reí tanto como mis vecinos.
Alguien del público dijo en el diálogo después de la puesta en escena que se había sentido muy interpretado por la obra, porque había recordado lo que había ocurrido en su familia cuando murió su padre. Fue un testimonio conmovedor y eso para un director debe ser un logro, imagino. Otros preguntaron por las dificultades de montar en Chile un texto escrito en otro idioma; por el desafío de memorizar en tan escaso tiempo; por el método usado por el director. Todas las preguntas fueron respondidas generándose un clima casi cómplice entre actores y espectadores.
Fuera de cuadro, perdón me pasé al cine nuevamente, compruebo la necesidad de generar todas las extensiones culturales posibles a regiones (más que extensiones, eso me suena a peluquería, auténticos esfuerzos de generación de polos de desarrollo cultural) y también más allá de los puntos clásicos de la metrópolis. Pero ojalá con continuidad, con seguimiento, con mayor difusión y, como en esta ocasión, tanto mejor si hay un diálogo donde el público pueda conocer más de la obra, del método de trabajo de la compañía, y al mismo tiempo expresarse y ser escuchado.


Acerca de Luis Ureta. Nació en Santiago el 3 de octubre de 1967. Actor y licenciado en artes con mención teatral de la Universidad de Chile. Además de dirigir la Compañía “La Puerta” entre 1990 y 2005, es profesor. Ha recibido premios al mejor texto, montaje y director en variadas ocasiones. Y la compañía La Puerta, entre cuyas integrantes originales destaca la notable Roxana Naranjo, recibió este año un Fondart Bicentenario para su consolidación.