Extensión de la Muestra de dramaturgia europea
Idilio, el romance del grupo la puerta con el teatro.
Durante agosto Luis Ureta, director de la Compañía La Puerta , tuvo un doble desafío: montar un texto inspirado en un clásico de una obra chilena, La plaga (basada en una obra de Sieveking) y uno de dramaturgia contemporánea europea, El idilio final, del suizo Jans Nielsen.
Fue una exigencia mayor y en un momento pensó que hacer ambas cosas era casi un irresponsabilidad, según dijo en la conversación que sostuvo con Javier Ibacache en el diálogo a posteriori de la presentación del semimontaje del texto europeo, en Valparaíso (30 de septiembre) Pero, añadió sobre la marcha, a la gente de teatro le hace falta la adrenalina y como él ha participado otras veces en el Festival de Dramaturgia Europea ya conoce la dinámica (le faltó contar que también esta ha sido la dinámica de la Muestra de Dramaturgia Nacional, donde él fue director artístico durante dos años y donde también ha dirigido obras tras breves semanas de preparación).
Como sólo ví Idilio, no puedo opinar sobre el resultado total y nunca sabré si Ureta logró cabalmente su cometido. Con la obra suiza le ha ido bien tomando en cuenta las particularidades del sistema de la puesta en escena (actores y director tuvieron solamente tres semanas para poner en escena el texto): un crítico conocido destacó su trabajo como uno de los mejores del festival (“delirante y mordaz farsa paródica” dijo de la obra) y parece que lo mismo opinó el público porteño mayoritariamente joven, que se mantuvo cautivo en las cómodas butacas del Aula Magna de la Universidad Federico Santa María.
Sobre la hilaridad del texto no me quedaron dudas: detrás de mí un señor no paró de reírse. También hubo desconcierto frente a la constante descontrucción del tiempo apelando incluso a recursos de la televisión como los apuntadores electrónicos que suelen usarse en la televisión .En el mismo montaje el director alude al hecho, cuando uno de los personajes dice que se echa de menos una puesta en escena al estilo clásico, pero bueno, montar un clásico como se debe requiere tiempo, recursos y excelencia.
De todas formas el semi montaje de Idilio Final es acertado y llega al público. La gran pregunta que se platea el autor- ¿qué ocurre con una familia cuando desparece el padre? Tiene en cierto modo una respuesta universal. Y esta familia disfuncional que pretende ser un modelo ideal también tiene sus ecos
Una particularidad del montaje es la constante alusión a animales que casi forman parte casi de la familia. Me hizo recordar una novela del japonés Haruki Murakami (Crónica del pájaro que da cuerda al mundo) y sus menciones del animismo, propio del sintoísmo; su descripción sobre la soledad de los personajes, la extensión de la búsqueda de un significado más allá de lo evidente. Incluso la inmersión del padre enla pecera podría asimilarse a aquella del personaje que se mete en el pozo para saber de sí Quizá por eso no me reí tanto como mis vecinos.
Alguien del público dijo en el diálogo después de la puesta en escena que se había sentido muy interpretado por la obra, porque había recordado lo que había ocurrido en su familia cuando murió su padre. Fue un testimonio conmovedor y eso para un director debe ser un logro, imagino. Otros preguntaron por las dificultades de montar en Chile un texto escrito en otro idioma; por el desafío de memorizar en tan escaso tiempo; por el método usado por el director. Todas las preguntas fueron respondidas generándose un clima casi cómplice entre actores y espectadores.
Fuera de cuadro, perdón me pasé al cine nuevamente, compruebo la necesidad de generar todas las extensiones culturales posibles a regiones (más que extensiones, eso me suena a peluquería, auténticos esfuerzos de generación de polos de desarrollo cultural) y también más allá de los puntos clásicos de la metrópolis. Pero ojalá con continuidad, con seguimiento, con mayor difusión y, como en esta ocasión, tanto mejor si hay un diálogo donde el público pueda conocer más de la obra, del método de trabajo de la compañía, y al mismo tiempo expresarse y ser escuchado.
Acerca de Luis Ureta. Nació en Santiago el 3 de octubre de 1967. Actor y licenciado en artes con mención teatral de la Universidad de Chile. Además de dirigir la Compañía “La Puerta” entre 1990 y 2005, es profesor. Ha recibido premios al mejor texto, montaje y director en variadas ocasiones. Y la compañía La Puerta, entre cuyas integrantes originales destaca la notable Roxana Naranjo, recibió este año un Fondart Bicentenario para su consolidación.
1 comentario:
Una pregunta sobre El idilio final, de alguien que no vio la obra. ¿Eran los actores extranjeros? Lo digo por lo de los apuntadores eléctrónicos y "la dificultad de montar un texto escrito en otro idioma; ... el desafío de memorizar en tan escaso tiempo...".
Gracias por el artículo.
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