domingo, 28 de noviembre de 2010

Morela Maneiro: Poeta y mensajera

“Las mujeres son las dueñas del canto. Los hombres hacen la música” me ha dicho Morela del Valle Maneiro, la poeta de origen kari'ña que viajó desde Bolívar para asistir al el 5º Encuentro Internacional con la Literatura Infantil y Juvenil, organizado por la Fundación La letra Voladora de Carabobo, durante la segunda semana de noviembre

Morela habla pausadamente, mientras elige y dobla la ropa- diseñada por ella- que usará al día siguiente para su exposición. Me cuenta que los Kari`ña fueron uno de los dos pueblos más antiguos de las Guayanas y que se opusieron ferozmente a los españoles llegando a aliarse con los holandeses, que se instalaron en las Aruba. Pero de ese pueblo aguerrido y numeroso hoy quedan muy pocos habitantes y ella y su familia se han empeñado en mantener vivas las tradiciones y en rescatar la historia y la memoria en aquellos lugares donde habitan, tanto en la ciudad como en la selva.

El bisabuelo de Morela era jefe de una comunidad y chaman “uno de los últimos chamanes tradicionales”. De su abuela aprendió los ritos funerarios, que ahora aplica cada vez que muere alguien en su comunidad, y sobre las otras plantas que abren el conocimiento. “Cuando alguien fallece vamos a la casa de los familiares para saber más sobre su vida, sobre como era la persona, y eso es lo que cantamos y explicamos para consolar a sus deudos” me explica agregando que para ellos el duelo dura seis meses, porque es el tiempo en que se estima que alguien logra despedirse de sus seres queridos. Los cantos de muerte se llaman Haremi, pero también hay canciones festivas, Mare mare, que se interpretan en ocasiones especiales con gran jolgorio me dice risueña.

Los kari`ña son grandes contadores de historias y pueden transcurrir muchas horas o días “echando un cuento”. A nadie le importa si el relator se queda dormido mientras habla; otro tomará la historia y luego cuando despierte continuará como si nada. Uno de esos cuentos se asemeja al del trauko de Chiloé y habla de un personaje incógnito que embaraza a las muchachas en la selva. De eso hay muchos relatos y también otros que hablan de anacondas que fecundan a las mujeres que lavan en las orillas de los ríos. “El sexo, dice Morela, no es tabú en nuestras historias sino más bien es tratado de manera jocosa”.

Las historias hablan de mitos, de leyendas (aunque ella prefiere no darles el nombre de tales), del origen del mundo y de su comunidad. Una refiere que los kari`ñas provienes del tabaco, que fue cortado en muchas partes y de allí se desprendieron las semillas. Así también hay un relato que habla del nacimiento del sol y la luna tras el embarazo no deseado de una muchacha indígena, que muere a causa del engaño de un a mujer ogra que se queda con sus mellizos a los que hace trabajar duramente. También hay hechos de la vida real que se incorporan a la tradición oral y pasan a formar parte del acerbo de cuentos.

Según el último censo de población en Ciudad Bolívar viven unos tres mil descendientes de este pueblo siendo en total unos 12 mil los que habitan en distintas partes de Venezuela (Sucre, Guayana), además de los residentes en Surinam y Guayanas francesas. Morela dice que muchos han perdido la conexión con su historia, su cultura, y esa es la empresa que la nueve a andar de aquí para allá haciendo el enlace entre los que viven en la selva y los urbanos; entre el mundo externo y su pueblo.

Cuando entra a la selva me dice se prepara especialmente: de partida no come nada dulce para que no la piquen los mosquitos , luego se pone en un estado casi de meditación; allí está el espíritu que la mueve, allí las plantas y sus amigos que la motivaron a encontrarse con la identidad primigenia.

Como la hormiga

Morela nació en Ciudad Bolívar capital del estado del mismo nombre, lugar al cual sus padres habían emigrado desde su comunidad original. Su padre se vinculó a actividades sindicales y siguiendo sus pasos y los de un antropólogo francés, que conoció siendo muy niña, se interesó por conocer y difundir la historia de su pueblo. Así a lo largo de sus 40 años de vida ha participado en movimientos de desarrollo social, a través de la cultura, interactuando con instituciones educativas culturales y de defensa del ambiente.

En 2005 coordinó el programa de alfabetización nacional para las comunidades indígenas del estado de Bolívar y en 2006 recibió el primer premio del Concurso de Literatura Bilingüe, Kuai Nabaida (El mar de arriba) otorgado por la Fundación editorial El perro y la rana del Ministerio Nacional de la Cultura, por su libro Ojos de Hormiga. Allí escribió: “Fui haciendo como la hormiga, metiéndome por esos laberintos de la tierra y comencé a conocer los estadios y comencé a ver lo profundo que es conocerse uno mismo.” Un año más tarde obtuvo el Premio Internacional de Poesia Nósside, para poetas inéditos, otorgado por el Centro Studi Bosi, de Reggio Calabria, Italia.

Esta especie de mandato de revivir y mantener la cultura de su pueblo no impide que la poeta desarrolle un a intensa actividad creativa desplegando ahí una poética intimista. En uno de sus poemas lo explica así: “Dibujé sobre la arena un sol caracol/esculpí sueños sobre un palo/investigué en el tiempo /¿Cuántas responsabilidades pesarán sobre mis espaldas?/Escogí la vida de un mensajero”.

http://www.festivaldepoesiademedellin.org/pub.php/es/Revista/ultimas_ediciones/81_82/ma)neiro.html

http://amargosdemandarina.blogspot.com/2010/02/cantos-rituales-morela-maneiro.html

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