martes, 26 de abril de 2011

Unas cuantas almas velan hoy a Gonzalo Rojas



En el gran hall del Museo Nacional de Bellas Artes se encuentra hoy, el ataúd de Gonzalo Rojas. Entre una corona del MIR, en el frente, y una del Consejo Nacional de la Cultura, en la retaguardia, está el poeta. Su gorra marinera sobre el cajón recuerda su figura ahora yaciente.

Yace en soledad el Hijo Ilustre de Lebu y de Concepción; el ganador del Premio Reina Sofía; del Octavio Paz; del José Hernández; del Nacional de Literatura (1992) y del Cervantes (2003). O tal vez no; las almas de los artistas acompañan su sueño.

El huérfano de padre, el vital e irreverente permanecerá solo en el Museo esta noche, como persona ignota. Propongo al pequeño grupo que alcanzó a llegar antes de las ocho de la noche, que encendamos velas y lo acompañemos un rato más; aunque sea del otro lado de la puerta del Museo. Y parto hasta el boliche más cercano, donde el dependiente me pregunta si quiero velas de cumpleaños o de finado.

De finado le respondo y deletreo esa palabra tan antigua, rememorando los velorios de campo con canto a lo divino y a lo humano durante toda la noche (¿le habría gustado al poeta una despedida tal?) .

Permanecemos en las escalinatas del Museo y Bruno Vidal comienza a leer “Carbón”, donde Gonzalo Rojas habla de su infancia en Lebu:

Veo un río veloz brillar como un cuchillo, partir

mi Lebú en dos mitades de fragancia, lo escucho,

lo huelo, lo acaricio, lo recorro en un beso de niño como entonces,

cuando el viento y la lluvia me mecían, lo siento

como una arteria más entre mis sienes y mi almohada.

Declama con voz fuerte, a la luz de las velas, mientras el grupo pequeño lo escucha. Algunos transeúntes se acercan:

- ¿Usted es su hijo?- pregunta una chica vestida con chaqueta de terciopelo morado, cuando ha terminado el poema

- No- le responde Bruno- soy uno de sus deudos; deudo de su palabra.

Un poeta joven recuerda un encuentro en la Biblioteca de Santiago, unos cuatro años atrás y elige leer “Qedeshim Qedeshoth”, uno de los tantos poemas en Rojas celebra a Eros. El libro circula, pero nadie más se atreve con la palabra.

La pesada puerta del Museo solo dejar salir a los trabajadores , que también vuelven a sus casas. Mañana se abrirá nuevamente y habrá de seguro mucha gente, despliegue de medios y discursos.

Hoy los pocos que hemos permanecido en las afueras nos quedamos con sus palabras:

Fax con ventolera y una rosa, hoy

salió de esto Rojas

-Gonzalo como le pusieron en el agua-, iba solo, no hay

epitafio que escribir en cuanto a su suerte, ni

cuerpo que respirar, escasamente

se dirá de él que vino

rápido y ha salido,

que ya no está entonces, que

no hay estrellas para él, que carnalmente

va encima del vidrio que lo encarcela una rosa

a modo de instrumento de perdición, que ha salido

y eso es todo.

(Fax con ventolera )

Nació en Lebu en 1917. Su padre minero murió cuando tenía cuatro años. Se educó con los jesuitas en Concepción y más tarde fue profesor de la Universidad de Concepción, donde fundó las Escuelas de Temporada. .Fue diplomático en China y en Cuba durante el gobierno de Salvador Allende, condición que perdió en 1973, año en que mediante el decreto 0055, del 19 de octubre, se le expulsó de todas las universidades chilenas. Vivió seis años en el exilio (República Democrática Alemana, Venezuela) e hizo clases en universidades norteamericanas y en la Simón Bolívar, de Caracas. Retornó a a Chile en 1979,con una beca Guggenheim ,para establecerse en Chillán , junto a su amada Hilda, donde vivió hasta marzo, poco después de sufrir un infarto cerebral . Publicó casi una cincuentena de libros. Murió en Santiago el 25 de abril. Y eso es todo.

(http://www.cervantes.es/bibliotecas_documentacion_espanol/biografias/bremen_gonzalo_rojass_1.htm).

http://www.fundaciongonzalorojas.cl/el_poeta/biografia.html

1 comentario:

Gabriela dijo...

Texto hermoso e íntimo, cargado de sentimiento y admiración por el poeta que se nos fue para quedarse.