viernes, 24 de junio de 2011

Caral y El ojo que llora, la inmanencia


Más de cuatro mil años de historia separan a la huanca de la Ciudad Sagrada de Caral, situada a 200 kilómetros de Lima, del totem central del monumento "El ojo que llora", destinado a recordar a los muertos en los años de violencia política en Perú (1980-2000) y que se ubica en el Campo de Marte de la capital peruana.

La primera fue puesta en línea al atrio de una de las pirámides de la ciudadela construida por la más antigua de las civilizaciones americanas de las que se tiene data (http://www.arqueologiadelperu.com.ar/caral_a.htm). La segunda, forma parte de un monumento conmemorativo creado por la escultura de origen holandés Lika Mutal en 2007 y lo circunda un laberinto formado por piedras puesta de canto, sobre los cuales están grabado el nombre de los muertos y desaparecidos en Perú durante un período de alrededor de 30 años de violencia política que asoló al campo y la ciudad (http://www.aprodeh.org.pe/ojoquellora2006/index.html).

El nombre de huanca se da a una piedra larga hincada en el suelo. No existe, según lo que pude indagar, una vínculación expresamente buscada entre ambos monumentos. Pero es lógico suponer una memoria subyacente, un cordón de plata, que al final se traduce en un hecho civilizatorio conducente al mismo fin: marcar el tiempo, buscar la luz, ser testimonio de un tiempo y de un saber.

En el texto que escribió para la monumental obra "Les liex de memoire", el historiador francés Pierre Nora dice:"La memoria es siempre un fenómeno colectivo, aunque sea sicológicamente vivida como individual" .


Foto: patricia moscoso/diana duhalde

No hay comentarios: